Un período revelador del arte argentino

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Por Rosa Faccaro

La voz cantante, 1998. Acrílico sobre lienzo, 100 x 80cm.

Margarita Matus hereda esa pasión ordenada por el trabajo sistemático. El resultado lo vemos en esta muestra homenaje, que se le rinde a un año de su fallecimiento. El catálogo presentado refrenda mis apreciaciones en cuanto al empeño de la tarea diaria y el desarrollo del lenguaje plástico que implica los cambios suscitados en las distintas décadas. La curaduría de esta exhibición apunta a verlos distintos períodos pictóricos de esta excelente artista. La academia profundiza su visión, y se aprecia en estos trabajos las exigencias de ese período de formación en el cual pasaron todos los registros del cambio generacional.

Celebro que esta selección otorgue la importancia que puede suscitar esta obra antológica. La generación de especialistas formadas en el campo del psicoanálisis, posee la visión que adquiere una facultad sujeta auna profunda mirada desde el campo del inconsciente, cuyos contenidos y características sobresalientes pueden abordar esta obra del sujetocreador desde nuevos ángulos.

El tiempo no ha amenguado el fundamento estético de Margarita Matus, más bien ha acrecentado su valor testimonial, sea en el campo de la figuración y su proceso de abstracción, como en el campo de un testimonio social que verifica esa realidad sin caer en el academicismo realista. Así vemos una época, una sociedad, una realidad cambiante, y nuevos modos de abordarla en el lenguaje de las artes plásticas.

Se aprecia en esta muestra, el empeño que se ha puesto en enriquecerla con los aportes de un núcleo de estudiosos del arte argentino. Felicito a sus descendientes que han trabajado en las necesidades que ello requiere.

Al retomar la visión de la obra de Margarita Matus, y su trayectoria individual a lo largo de estas últimas décadas del arte argentino,podemos afirmar que esta artista representa lo mejor del saber hacer arte. Se decía en la antigüedad: esa “Recta Razón de Hacer”. Con ello corroboro la necesidad de un estudio de los talleres de los maestros de la pintura argentina en el siglo XX y sus discípulos más notables. Señalamos que tanto Horacio Butler como Aníbal Carreño -a quienes conocí personalmente- fueron quienes despertaron el amor y entrega por las artes plásticas a esta artista argentina, a través de sus ejemplos personales.

AACA-AICA

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