Por Oscar Haedo
«Todo lo que me rodea alcanza a constituirse en un motivo plástico, a la vez que atiendo a la intuición para dar forma a la obra de arte», declara Margarita Matus, expositora de una serie dedicada a la figura femenina en pinturas resueltas al óleo entre 1977 y 1983.
Si bien parte de la observación detenida del modelo -en actitud de reposo, sentada o leyendo, así como en poses virtuales- Matus estructura cada imagen real bajo la lente del elemento que le impresiona, un tanto despreocupada de la atmósfera que rodea al personaje, hasta retener con el óleo lo arquetípico de sus modelos.
Tal análisis permite detectar el interés de la pintora por hallar el color-color, por ejemplo en Figura leyendo con el predominante uso del negro, a la vez reiterado en Desnudo con mantilla negra; similar búsqueda tiene con renovada exteriorización en Figura con manto rojo y varias modelos (sedentes y acostadas) donde refulgen los azules, naranjas, ocres, amarillos y celestes en acertadas combinaciones cromáticas.
Heredada de las lecciones de Horacio Butler y Anìbal Carreño, tras un interés inicial por el paisaje, Matus se allega al modelo femenino buscando una apertura pictórica que obtiene mediante innegable intuición.
La atmósfera visible en los interiores no alcanza a diluirse entre las figuras actuando como elemento complementario, y ello determina el mayor realce de las anatomías o de un drapeado, sin mengua de la unidad de composición, pero -eso sí- otorgando primacía a la figura de mujer.
Lo encomiable en las pinturas de Matus es el logro de una paleta personal, ajena a todo vanguardismo, mediante una elaboración pausada, el detenido conocimiento de las reglas de las bellas artes y una vocación humanista.
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